Para los celos, nada es más espantoso que la risa
Existe la vomitiva y despreciable costumbre, de querer ser invitadas a todo. Quiénes acceden a esto, están degradándose como hombres, considerando a ellas un premio y no merecen otra calificación pero que tontos. Un acto que considero sexismo anacrónico y caduco. Sigue leyendo
